Archivo de diciembre 2005

Dicho y hecho

diciembre 30, 2005
Siempre lo supe. Pese a mis buenas intenciones terminaría dañándome a mi misma al bucear una vez más en el océano de los recuerdos.

Todo comenzó esta mañana cuando desperté tras otro sueño «recordatorio» sobre él. Molesta y rabiosa, me descargue contra todos los seres humanos que se cruzaron por mi camino y luego tomé una micro hasta Valparaiso. Pero la hora y media de viaje me puso peor y a medida que el kilometraje avanzaba, también crecía mi rabia, frustración y descontento.

A la reunión llegué tarde y no estuve más de media hora ahí. Terrible, pues me quedaban cerca de cinco horas de espera. Así que tomé mis pertenencias y me fui a sentar a una plaza porteña donde en unas pocas horas más se realizará el concierto de clausura de los Carnavales Culturales.

Encendé el discman y me puse a mirar, porque la idea era encontrar un punto de atención que no me hiciera «pensar» en lo que me molestaba. Por fortuna, el término del año siempre trae un variado zoológico de especies, así que había harto material.

El que más me gustó fue el joven que se revolcaba en el pasto con su cocker café-con-leche. Se veía que ambos pasaban un rato placentero y que las caricias hombre-perro resultaban gratas y cómodas. Me habría gustado acercarme,pero no lo hice. Eso sólo habría cortado esa mágica comunión entre ellos.

En el costado izquierdo había un anciano de rostro cansado que alimentaba a las palomas y frente a él una pareja de oficinistas en pleno filtreo. Él se acercaba galán para susurrarle al oído quizás qué clase de palabrotas, pues ella reía, bajando la vista (clara señal de vergüenza).

A mí me rodeaban los niños. Decenas de niños que corrían libres, felices y despreocupados. Carentes de toda noción de sentimientos sucios y malintencionados. Virgenes a la desilución y la frustración. Niños, en el fondo, esa clase de persona que yo quisiera ser.

Y ahora cuando ya me había entusiasmado con la escritura y estaba dispuesta a contarles sobre todas las personas a las que observé por dos horas y media, mi amigo ha salido de la ducha y creo que quizás sea más productivo conversar con él . Después de todo, me rescato de la calle en un día nublado con las calles infestadas de Gente.

Anyway, así son las cosas. No esperaba hacer algo en este sitio antes del 2006, pero las cosas se dieron y acá estoy. más rato a tomar un poco de vino, leer un cuento en el café del Poeta y luego… quién sabe. Si las cosas nunca resultan como quiero, ¿para qué pensarlas siquiera?

The End

diciembre 30, 2005


Se acabó .Y todo comienza otra vez

El año literario/periodístico se acaba mañana, al menos para mí y mi torcida mente. Sucede que por arte de magia las cosas tomaron un curso que no me esperaba y el sábado estaré esperando un año más con la mejor compañía del mundo.
Mañana se presenta en el Café del Poeta a las 18:00 horas ( como parte de las actividades de los Carnavales Culturales 2005) una revista en la que he publicado tres veces los peores cuentos que he escrito. Y con la indiferencia que me catacteriza iré y leeré aquello de lo que tanto me arrepiento. Más tarde, cuando ya pase el temlor, de seguro terminaré paseando por el puerto recordando cómo fue este año y todas esas vivencias de las que sólo guardo rencor.
El 2005 es un año para arrepentirme y molestarme conmigo misma. Un año para decir «esto apesta» y querer re-inventarme.
Lo malo del asunto es que quizás no sea posible,pues siento que de alguna forma todavía no he sido «inventada». Yo misma me siento extraña dentro de mi cuerpo y no logro saber si lo que hago o digo es realmente cierto. Complejo, pero es lo que me atormenta hoy.
Y una vez que acabe el paseo regresaré a casa. Haré mi bolso y nuevamente partiré, dejando atrás todos los fantasmas del año. Olvidando que sentí amor, odio, placer y desprecio. Olvidando que no quiero nada más que caminar, beber un buen vino y luego emborracharme de vida. ¿Lo lograré?
De seguro no. Lo más probable sea que me siente junto a un desconocido comentarle la insporpotable levedad de mi ser y una cosa llevará a la otra. El hecho es que terminaré comportándome como un ser lleno de traumas, frustraciones e ilusiones extrañas y entre trago y trago le diré cuánto despecho corre por mis venas.
Happy New Year, darling.

¿Qué me depara el 2006?
Los astros dicen muchas cosas, pero no lo creería ni aunque fuera el mismísimo Todopoderoso quien lo dijera. Las cosas las hago yo y punto.
El lunes iré a Mercurio Valpo, me pondré ropa que detesto y lo más probable sea que escriba con odio y nada de pasión. El lunes seré «periodista» y durante tres meses intentaré inventarme una vida que haga las cosas diferentes y menos tediosas.

¿Estás feliz?– me dijo alguien que cree saber mucho de mí.

No lo sé – respondí, encendiendo un cigarro barato que raspó mi garganta.
Pero, ¿acaso no era esto lo que querías ? – insistió. ÉL nunca se da por vencido…

No lo sé – contesté. Yo tampoco soy de las que se rinde tan fácil y menos cuando no tiene deseos de seguir con la conversación.

La mina rara… Así no llegarás a ningún lado. Fíjate una meta que sea – agregó enojado. Le desespera que no quiera decir más.
Tengo metas,pero tú no las conoces ni tampoco las conocerás– repliqué, mientras miraba mis zapatos de lentejuelas.
¿Sabes? A veces siento que te detesto con toda mi alma – vomitó finalmente y luego se marchó.

Y qué con que no sepa nada. Nadie dijo que era obligación tener claridad. A mí me gusta bastante esto de no saber ni donde piso. Vivo el día, el momento, el segundo o lo que sea. Vivo por impulso y cuando ya es tarde «pienso». Pero, ¿hay algún problema con eso?

Éste es es el primer fin del 2005. Espero ansiosa el 2006.

Ese delicioso dolor de abdomen que precede al amor

diciembre 29, 2005


Por fin ha vuelto a brillar el sol y sus hermosos y potentes rayos se dejan sentir en tu piel. Queman, acarician, arden, pican. El sol es una bendición cuando sientes que te has congelado por dentro.
Sin embargo, para evitar que el hielo se apoderé de ti hay cientos de maneras de volver a sentir. Una de ellas es «recordar» y otra es el «enamoramiento».
Creo que una de las sensaciones más agradables en el mundo es cuando casi por arte milagrosa, el sujeto X deja de verse con los mismos ojos y pronto se convierte en un ser maravilloso que se toma todos y cada uno de tus pensamientos.
Las trivialidades de su relación ahora son importantes y con el flujo de sus palabras cada vez te sientes más atraída hacia él. Y es que de pronto él ya no es sólo quien antes te hacía reir, sino que es quien te ha cambiado el mundo entero.
Los días se hacen eternos y las noches el momento ideal para perseguirlo en sueños. En las tardes imaginas cómo será el momento en que logres conquistarlo y por fin le des ese anhelado primero beso. Y lo mejor de todo es que en los sueños todo siempre es perfecto. Imaginas tu cabeza reclinada en su pecho o tu nariz acercándose lentamente a su cuello y siempre hay un maravilloso olor a hombre y perfume. Un aroma irresistible. Un aroma como él…
El enamoramiento, ese paso que precede al fracaso o al amor, es una etapa memorable, exquisita y digna de vivir una y otra vez, al menos para mí.
Es por eso que hoy estoy feliz de sentir ese dolor de abdomen tenso, cuya procedencia es netamente nerviosa. Ese dolor que te acompaña en cada encuentro con esa persona y se asemeja a miles de mariposas que intentan rasgar tu piel y escapar al cielo. Miles de mariposas que te invitan a extender tus alas y dejarte arratrar por la brisa.
Adoro ese dolor así como que mis mejillas se tiñan de rojo, haciendo creer que sigo siendo niña. Y cómo me encanta que al pensar en él nada sea cierto. Que todo cuanto pienso, siento e imagino no son más que idealizaciones mías. Fantasías de adicta al amor ilusionado.
Yo soy feliz cuando me siento atraída por alguien y cuando dejo que sea mi corazón loco el que decida a dónde irá esto. Cuando me dejo llevar por las fantasías y escapo de la realidad.
Y no importa quién sea! De dónde venga ni nada. Sólo basta una palabra, un gesto, una acción o un movimiento para que mi adicción se despierte y pronto todo se vuelva rosado, blanco y amarillo… los colores con los que yo veo el mundo cuando siento esa especie de falso amor.
La adicción al amor te vuelve más hermosa, más encantadora y todo cuanto hagas o digas está meticulosa, pero inconcientemente, «estudiado». Tus ojos cobran un brillo mágico y tus labios se vuelven tentadoramente sublimes. Y es que no hay nada que haga más feliz que el paso previo al amor, cuando todo es tentativo, cuando todo es relativo. Cuando no hay rutina ni verdades absolutas. Ese es el momento en el que reina tu imaginación.
Quizás mis palabras estén dando consejos para no conseguir nunca enamorarse de verdad y pasarse la vida metida en ilusiones que luego te llevan al fracaso. Pero ¿Acaso no son la victoria y el fracaso lo que más placer te traer «después de …»? Entre los dos polos hay un equilibrio tedioso. Un limbo quieto entre lo bueno y lo malo, lo feo y lo hermoso, etc. Pero en el «después de..» senti cualquier emoción hay un enriquecedor momento que te hace vibrar y remece tus entrañas con más pasión e intesidad que nunca.
Para algunos el camino es el verdadero amor y para otros es ese eterno ir y venir de amores ilusionados que nunca llegan a nada.
Y creanmente que al menos para mí, no hay nada más exquisito que ese camino.

En un día nublado

diciembre 27, 2005

No hay nada que me moleste más que cuando es verano toque un día nublado. No tengo nada en contra de los días en los que el cielo está invadido de nubes negras y el viento sopla fuerte y frío. De hecho me agrada la lluvia y el invierno, pero no cuando no corresponde. Es decir, el clima o mejor dicho, «el tiempo metereológico» debería ser consecuente y mantener cierta constancia,ya que para las personas fotosensibles como yo es un suplicio tener que estar «aclimatándose» cada vez que el azar climático lo decida.
Y cómo si las nubes no fueran ya un gran problema, estoy lejos de casa, tomándome un café que se enfrió y fumando malos cigarros. Todo mal. Afortunadamente, el Viejo Pascuero me hizo un regalo «invaluable» para una persona que ama la música y el discman ayuda a pasar el rato. Con Loveage mato la espera y de paso fantaseo.
Es extraño, pero las mujeres tenemos esa extraña cualidad para fantasear y tener placenteras reacciones en el cuerpo. No hablo de efectos calentones ni mucho menos, pero siempre he considerado que los orgasmos mentales superan con creces a los que se producen en la región pélvica. Y es que no hay nada más sexy y delicioso que sentir ese calor en las mejillas y la humedad en los ojos cuando imaginas un beso. Pero no uno de esos brutos, toscos y mojados, sino que esos que hacen que el tiempo se detenga y por unos minutos sólo sean dos lenguas envueltas en pasión.
Yo he besado desde los 13 años y con mucho orgullo puedo decir que he robado y me han robado cientos de besos. Algunos mejores y otros peores, pero solo hay uno que permanecerá por siempre en mi memoria.
Ese beso fue el primero que dí con ilusión. El primero que congeló el tiempo y que hizo que todo mi cuerpo se estremeciera por horas. Fue un beso, lento, seco y suave. Sus labios parecían una suave brisa veraniega y su saliva una dulce miel que hizo que mi alma cayera lentamente rendida a sus pies.
El poder de ese beso me mantuvo extasiada por una semana entera. Esa noche no dormí, tan sólo sentía su efecto una y otra vez en mí. Me estremecía, me revolcaba en la cama y añoraba que mañana fuera otro día y él volviera a besarme.
Con nostalgia puedo decir que él me beso de «esa» forma por un mes y medio. Y cada vez era mejor. Recuerdo cómo me tomaba por la cintura y sin que yo me diera cuenta desprendía de mi cuello los pañuelos para posar deliciosamente sus labios sobre él.
Recuerdo y recuerdo y todavía mi piel se eriza al recordarlo. Al imaginar como se sentían sus manos sobre mi piel y cómo él fue capaz de despertar una pasión que desconocía. Una pasión que si bien nunca llegó a un orgasmo físico, si me provocó uno de esos de alma que con los años siguen provocando el mismo efecto placentero.
Y al recordarlo me ruborizo igual que la primera vez. Igual que cuando él dijo que se sentía culpable al «despertar el erotismo en una niña». Lo que él nunca supo es que yo en sus brazos había dejado de serlo y que quería con todas mis ganas que fuera él y no otro el que estuviera por primera vez en mí.
Pero el destino hizo que las cosas no salieran como yo quería y él se conviertió en un orgasmo espiritual que me hizo comprender que el placer podía encontrarse más allá del acto sexual en sí. De ahí que aprecio las caricias y las sutilezas. De ahí que comparo y me rio de esos que intentan ser irresistiblemente sexys sin tener las técnicas adecuadas.
De él no me olvidaré más y en este día nublado desearía que fuera él quien estuviera junto a mí, pues su bastaría una mirada para que encendiera fuego en mí. Y si se riéra… Sus carcajadas eran maravillosas, varoniles y sexys. La forma en que el sonido salía fuerte y potente de su pálida garganta.
Es imposible que al recordarlo no me saboreé los labios y deje que mi lengua se fije tras mis dientes. Delicioso, él era sencillamente delicioso. Lástima que nunca estoy en el momento justo. Esa vez él llegó demasiado temprano y hoy ya sería demasiado tarde.
Pero al menos tengo ese recuerdo invaluable, irresistible y placentero que ahora casi por milagro ha provocado que sienta algo de sol dentro de mí.

Cosas de las que me arrepiento después de…

diciembre 26, 2005

Un copete y nada más, me digo siempre que voy a beber, pues sé que mi cuerpo no tiene mucha tolerancia y menos cuando se trata de ingerir ese condenado Ron- Limón que tantos problemas me ha traído en esta vida.
Pero no aprendo las lecciones de esta vida y ayer me tomé unos cuantos vasos y luego rematé con una piscola que me llevó a vomitar. Lo que sí he aprendido con el paso de los años es que ya no doy espectáculos en frente de los invitados. Atrás quedaron esos días en los que caía inconciente sobre el piso y luego abría la boca sólo para dejar que esa sobredosis de alcohol saliera de mi cuerpo, provocando el asco, la risa y la preocupación de mis pobres amigos o «recién conocidos» que tenían que sacar sus dotes de enfermeros y cuidar de que no muriera como un rockero ahogada en mi propia mugre estomacal.
Ayer cuando descubrí que ya estaba más que mareada, me retiré discretamente, procurando que la elegancia no me abandonara al caminar y que los invitados no se percataran de que estaba borracha y a punto de invocar a guajardo. Así que me encerré en mi pieza, acompañada de mi nunca bien ponderada «bolsa líder» y comencé a vomitar hasta que sentí que el mareo pasaba y que mi estómago poco a poco se vaciaba de ese líquido tan venenoso.
Sin embargo, cuando me hube sana no hice lo que tenía que hacer. No me dormí. Dejé que un impulso de ebria se apoderara de mí y tomé el teléfono para marcar un número que hace más de un mes no digitaba. Llamé una vez y nada. Él no contestó, pero insistí una vez más y entonces oí su voz.
«Hola, Feliz Navidad», le dije con la voz temblorosa, no sé si por pena o por el intento de no sonar ebria.
«Hola, Feliz Navidad», me respondió y luego no recuerdo qué hablamos. Sé que le dije que lo extrañaba, pero ya no como mi pololo de diez meses, sino que a él, Le dije que nadie me hacía reir con tantas ganas y que lamentaba el día en que todo se nos fue al carajo,pero así fueron las cosas. y había que aceptarlo
Le dije también que lo necesitaba cerca, pero no para darle besos, sino para que compartiéramos los días, las horas y los meses, porque mal que mal en el último tiempo nos habíamos convertido en buenos amigos.
Le dije tantas cosas. Le dije tanto de mí y de lo que pensé que jamás le diría. Y él habló, pero no recuerdo sus palabras… Sé que escuchó atento y que dijo que él siempre estaría ahí, pero hay algo en su voz ( en lo que recuerdo) que me dice que para él ya no soy nada. Que para él se abrió un nuevo libro y atrás quedé yo.
Esta mañana cuando desperté y recordé haberlo llamado cerca de 20 minutos a su celular no sólo me amargué por la cuenta que tendré que pagar a mis padres, sino también porque nuevamente fui yo la que lo busqué. Así como fui yo quien le dio el primer beso y quién le dijo «Pienso que debemos darnos una oportunidad». Así como fui yo la que cedió para evitar peleas, la que se alejó de su propia vida para iniciciar una junto a él… Yo, todo este tiempo yo, queriéndolo más de lo que él me quizo a mí.
Entonces me levanté de la cama y encendí el computado y escuché «Getting Away with you», un clásico de Pet Shop Boys con New Order y ahí estaba reflejada toda mi historia con él » I love you more than you love me…»
Lo bueno de toda esta aventura etílica no es que hoy tenga más de un motivo para reirme, sino que por fin entendí de verdad que estoy/estaba haciendo el loco. Hace muchísimo tiempo que mi corazón estaba sintiéndose decepcionado, porque daba más de lo que recibía. Porque se había entregado y nadie lo esperaba.
Ese fue el motivo de que ambos nos alejáramos y ya no quedan más que recuerdos. EL vacío que siento no es su ausencia, sino la nada que este amor me dejó. Un amor que nunca fue realmente amor.
«its clear to see, I love you more than you love me».
Hoy me siento con la fuerza necesaria para dar vuelta la página y comenzar mi nueva vida. Porque amores van y vienen. Él no será el último , como tampoco fue el primero. Y no es tan corto el amor y tan largo el olvido. Es largo el tiempo en que demoras en darte cuenta que la felicidad no depende de «otro» ni de «otros», ser feliz va en ti y en la capacidad que tengas para deleitarte, sorprenderte contigo misma, pues , tal como dice un viejo refrán… «el gran amor comienza contigo mismo».

Últimamente los días se han vuelto extraños y yo …

diciembre 6, 2005

Últimamente los días se han vuelto extraños y yo más bipolar que nunca. Despierto mañ y termino riendo a carjadas y sintiéndome más feliz que nunca o todo lo contrario. Me balanceo entre la calma y el tormento; entre la paz y la ira. Y el clima parace ir conmigo: SOl y lluvia; Sol y viento gélido. Lindas mañanas que se vuelven grises tardes o hermosos y tibios atardeceres luego de un frio y nublado despertar. ¿Será posible que el tiempo esté conectado a mí? De seguro si mis amigos leyeran esto dirían «Hey, «D», deja de pensar que el mundo gira entorno a ti». Bueno, que alguien me asegure lo contrario…
La vida se va poniendo compleja, pero no por eso menos interesante. Ayer, por ejemplo, mientras compraba la ropa para empezar mi trabajo en el diario, me di cuenta de que hace casi cinco años egresé de colegio. El ritmo de vida acelerado nunca me dio el tiempo para que me sentara a pensar sobre eso. Ya casi me había olvidado que no tengo 18 años y que por más que trate de evitarlo la mente me ha ido cambiando y algo me dice que ya soy una adulta. Quizás no la más madura ni la mejor, pero si adulta.
Mientras elegía las carteras que compraría estuve pensando en lo que significaban esas compras. Sé que para muchos la ropa no tiene nada que ver con lo que eres ni con lo que te hace ser tú, sin embargo, sólo una mujer podría entender que el vestuario tiene algo que lo hace convertirse en una extensión de ti. La ropa es como una manera de decir «Hey, esto es lo que pienso y así lo consigo» o bien » Mira, esto digo que soy yo».
A lo largo de mi vida he hecho conmigo todo lo que he querido. Desde teñirme el pelo de colores hasta vestirme con los arapos más sucios de la Ropa Américana. He tenido el pelo corto corto y he usado las faldas más roñosas del mundo. Me imitado a los punkis, a los grunge y a los góticos. He sido una «prieta» marquera y también una indigente voluntaria. Todo cuánto he querido…
Sin ir más lejos, el año pasado tenía el pelo tan rojo como la tinta de un lápiz Bic y me negaba a usar pantalones. Todo el año, invierno y verano de faldas largas y parkas de colores. Todo el año de zapatillas y mochila. Pero este año las cosas cambiaron y comencé a vestir distinto.
Quizás al comienzo no le presté mucha atención al cambio, pero el paso de los meses me indicó que todo partía porque yo había cambiado. Ya no soy la misma que quiere encadenarse a un McDonalds ni la que iría a una protesta pacífica en una reunión del G8. Tampoco soy de las que quiere amor libre y que prefiere comprar libros antes que cartera. Pero no por eso soy una peor persona, es sólo que he cambiado mis prioridades, mas no mis valores. Sigo siendo la misma… La misma que ahora, desde el Periodismo cree poder cambiar el mundo, solo que usando carteras en vez de mochilas y tacones en vez de sucias zapatillas.
A los 22 años me vería estúpida si continuara imitando a los quinceañeros. YA pasó la etapa del colegio y toda esta expriencia me ha hecho sentir más grande de lo que paresco. Mucho más grande de lo que quisiera ser.
Es curioso , pero de pronto el reloj biológico me apura por ser madre y tener mi propia familia. Antes odiaba las tiendas de decoración y ahora disfruto pensando en ese hogar que algún día tendré. Deseo tantas cosas para mí y para otros. Para quien algún día será mi compañero y con quien haré mis planes realidad…
Estoy divagando, lo sé… Pero comprar una cartera puede ser un paso significativo en tu vida si te sientes en un proceso de metamorfosis tal como me siento yo.

Vida moderna : ¿ por qué odio el silencio?

diciembre 4, 2005


«Luz, ruido, tubos encendidos, neón o lo que sea… cualquier cosa que no me diga que es noche. Cualquier cosa que me haga tener los ojos abiertos de par en par… No soporto la noche y menos cuando la vivo sola»

En una palabra ayer fue un día agotador. No bastó con que mi querida madre llorara todo el día de dolor y con que tuvieramos que llevarla a la clínica pensando lo peor. Y es que tener coágulos en las venas no es algo menor que debemos dejar a la ligera, ¿o no?. Pero es mi madre y por ella estoy dispuesta a hacer lo que sea. Incluso sacrificar mis únicos planes para distraerme y quedarme en esta cuidad muerta llena de fantasmas.
Cuando por fin cayó la noche me senté frente al computador y escribí un par de editoriales y columnas de opinión que tenía pendientes. Luego copié unos discos de U» y me fui a la pieza con la intención de seguir escribiendo, pero esta vez en la comodidad de mi cama. La idea era distraerme, inventar, crear y marcharme a un mundo ficticio donde nadie puediera encontrarme por algunas horas. Bueno, esa era la idea, la cual no se concretó, pues al momento de entrar a mi caótica habitación descubrí que estaba haciendo algo realmente muy extraño…
Encendí la potente luz central y no conforme con esa luz también encendí la T.V, pero ojo sin volumen. Seleccioné un canal de dibujos animados ( yo me duermo sí o sí con monitos animados ) y como si eso ya no fuera suficiente ruido y luminosidad encendí la radio y puse el How to dismantle and atomic bomb? de U2.
Mientras escuchaba el track 01 no deje de preguntarme por qué demonios tenía todo encendido y por qué si era evidente que esto me desagradaba no apagaba algo. Es decir, para escribir me bastaba con la música y la luz, pero aun así tenía la t.v aunque ni siquiera la mirara.
En esas condiciones me puse mi pijama y me metí en la cama sin dejar de preguntarme por qué había encendido todo y en vano trate de empezar a escribir. Fue entonces cuando en un acto de determinación apagué la t.v y la luz fuerte y opte por la música y la lámpara de noche. Pero cuál no sería mi sorpresa al ver que mi corazón comenzó a acelerarse y que una extraña sensación de miedo se apoderó de mi ser.
Para ir más a fondo, decidí apagar también la radio y la lámpara de noche. Quería descubrir qué emociones me provocaba el silencio de la noche y la oscuridad… pero todo saldría muy mal, pues no aguanté ni dos minutos en esas condiciones.
El silenciome aterró. No sé si porque en esas condiciones es más factible oir ruidos paranormales o si tenía miedo de oir los fantasmas de mi cabeza.
Y sentí que no me gustaba tener que estar sola por ningún motivo. odiaba esa sensación de saber que no había nadie más que mi pobre persona aterrada y llorona. Pero era lo que había… En esa habitación ya no quedaba espacio para él, para mis fantasmas ni para nada más que yo.
Me levanté con lágrimas en los ojos y comencé nuevamente a encenderlo todo. Y a medida que los aparatos eléctricos se iban iluminando, poco a poco mi corazón volvió a calmarse y pude sentarme a pensar con claridad.
Tenía mucho miedo, pero ya no de los ladrones ni de las almas en pena. Tenía miedo de mi misma y de darme cuenta de que hace muchos años que no me presto atención. No me escucho; no dejo que mi alma diga qué siente y cómo está ahora.
Creo tener mucha claridad sobre mis emociones y sentimientos, perola verdad de las cosas yo suelo novelar mi vida. Suelo inventar los diálogos y controlar lo que el personaje sentirá. Hace mucho tiempo que no me dejo arrastrar por el discurso del silencio y hace años que no sé realmente qué es lo que estoy sintiendo.
Casi por arte de magia me atreví a cerrar los ojos y tratar de escuchar lo que mi cabeza decía. Y quedé perpleja al saber que no me sentía tan mal comoyo creía. De hecho, no estaba extrañando al señor DOSA y no sentí necesidad de aferrarme a sus peluches intentando en vano rescatar algo de su olor.
Estaba bien, tranquila y tenía más fuerza de la que pensé tener. Estaba motivada y esperando el futuro, pero en calma. Sin apuros ni temores innecesarios. Mi alma estaba henchida de esperazas y ¿saben qué? Realmente no quiero ser su amiga. No pienso esperar más por él a que regrese que sea como mi merjo amigo. No lo necesito. Ya tengo más amigos de lo que alguien quisiera. Gente que a penas me conoce ,pero me tomó un gran cariño… ¿Por qué querer a alguien que se marchó sin decirme la razón?.
Y estoy bien. Siente que tengo toda una vida por delante y que hoy nada ni nadie podrá echarme atrás. Dosa puede hacer lo que quiera y da lo mismo. Salió de mi vida y si por alguna brisa de nostalgia algún día vuelvo a extrañarlo, no será con dolor ni amargura.
Hoy tengo todo a mano para seguir mi vida sola. Y se siente bien. Se siente… ¿autosuficiente? ¿independiente? ¿moderno? No lo sé, pero se siente nice… really really nice.
Lo más malo de todo eso, no era el que me haya dejado sino el que yo me haya dejado a mí misma olvidada entre la rapidez y superficialidad del día a día… Eso era lo malo.

It’s my life (dont u forget)

diciembre 3, 2005

– ¿Qué hace una chica cmo tú en un lugar como éste?


– Quiero ser la primera suicida del Metro Tren Valparaíso.

Eran cerca de las 16:25 pm de un día miércoles 30 de noviembre y por esas casualidades del destino llegué hasta la Estación Miramar del recién inaugurado Metro tren de Valpo. Y si bien nunca me ha sobrado la plata y por lo general siempre ando bastante corta de dinero, me arriesgué a pagar los 600 pesos y hacer ese viaje que alguna pensé haría junto a él.
Debo admitir que la obra era bastante menor a mis expectativas. Estaba frío y en al ambiente había un apestoso olor a cemento. Los pasillos eran mucho más pequeños en comparación con los de Santiago y las paredes estaban desoladas. En realidad, la estación no tenía nada de encantadora y si el panorama visual ya era desalentador, la música ambiente lo volvía aun peor. Vangelis, lo más ambiental de Vangelis, sonaba en ese recinto de pésima acustica, creando un ambiente digno del pulgatorio…
Para colmo tenía que esperar alrededor de 20 minutos para tomar el tren que me llevara hasta Limache. La espera se hacía larga y tediosa. no dejaba de pensar en que solo ayer él dijo que ya no había vuelta atrás y lo nuestro llegaba definitivamente a su fin. Mañana mandaría las cosas que me tenía y yo debía hacer lo mismo. Pero habia que mandarlas con alguien; no podíamos vernos. No, pues él no quiere verme. Dice que no está listo, que las cosas están calientes todavía, que le da pena, que quizás me echa de menos… Pero no hay vuelta atrás. Él no volverá conmigo y para evitar cualquier acción impulsiva producto de la calentura o la nostalgia NO TENEMOS QUE VERNOS.
Entonces volví a recordar mis palabras de hace dos sábados atrás. «Daniel, cuando inaguren el metro-tren tenemos que ir. ¿lo haremos, verdad?» Y él concentrando en el camino, sonrió y dijo que sí. Incluso iríamos con sus hermanos… Sería un gran y lindo paseo de esa obra que vimos construir. Todo eso hace dos sábados atrás y como si la vida no pudiera ser más loca e inconsecuente terminé haciendo el condenado viaje sola y con una amargura que me estaba volviendo loca.
¿Por qué no quería volver conmigo? ¿Qué tan mala polola fui? O sea, sé que era celosa, cabra chica y quizás algo pegote, pero él jamás pareció quejarse de eso. Incluso creo que le agradaba la idea de sentirse más grande que yo pese a tener la misma edad. Le gustaba saber que tenía entre sus brazos a una niña con cuerpo de mujer. sí, no creo que esa haya sido la causa, pero de todos modos el hecho es que él me dejó. Se fue, se marcho y nunca más volvió.
Él anda diciendo que está tranquilo. Que está solucionando las cosas y que en el tiempo corto pretende que volvamos a ser amigos, pero ¿ se ha preguntado si es que yo puedo quererlo como amigo después de que me enamoré por él hasta el punto de ser capaz de darle un rinón si es que él lo hubiera querido? No, él sólo piensa en él…
Tantas horas de amor que se quedan en el aire, tantas promesas que sólo fueron palabras… Tanto de mí que él robó y tanto de él que jamás me dio.
Y mientras él sigue haciendo su vida, saliendo en las noches a conocer otras expriencias y estudiando de día para ser el mejor, yo me hundo en la miseria. Me ahogo en la desesperación de amarlo y que él no pueda amarme. Mis recuerdos me consumen y mis dolores me paralizan… No, así no se puede querer seguir viva
No hay nadie que pueda vivir con tanto dolor en el corazón.
Entonces la línea férrea pareció iluminarse y de la nada recordé un reportaje que hablaba del primer suicida de primavera en el metro de Santiago. Cada año decenas de personas se quitaban la vida lanzándose al metro y para quienes trabajaban ahí la primavera era sinónimo de más trabajo de vigilancia para evitar que esos amargados sin esperanza se quitaran la vida.
¿alguien en este metro se preocuparía si es que yo decidiera lanzarme al metro? ¿Moriría primero electrocutada o tendría que esperar a que un carro me pasara encima?
Sería la primera muerta del metrotren Valpo. La primera suicida en teñir esa millonaria construcción con su sangre enamorada.
Imaginé caminar escondida hacia el túnel y luego esperar hasta que el metro viniera. Imagine cómo sería salatar y luego recibir el último gran dolor de mi cuerpo. Pude ver la cara de horror del maquinista y la desesperación de los pasajeros que no sabrían qué está pasando… todo el metro se movilizaría y pronto llegarían los Medios de Comunicación. Encontrarían mis documentos y llamarían a mis padres. Se filtrarían mis iniciales y a las pocas horas ya sería noticia: La primera suicida del metro. La joven que se lanzó en Miramar.
¿se enteraría Daniel de mi muerte? y de hacerlo ¿sabría que fue por él? ¿sabría que destruyó todos mis sueños y que me dejo sin ser capaz de entender qué fue lo que sucedió?.
No, de seguro se demoraría en saberlo y cuando se enterara diría «chuuucha», pero nad más. Quizás miraría mi foto y pensansaría en que fui una tonta y no podría entender cómo es posible que alguien sea capaz de quitarse la vida. Y entonces se diría «Ella siempre fue bien extraña» y ahí se acabaría el capítulo. En la noche llamaría a sus amigos y se iría a bailar. Reiría y sería el mismo de siempre. Ese que no sufre, que no llora, que no piensa en nadie más que él… Y yo, yo estaría mirando como mi muerte fue en vano, como él sigue olvidándome, porque al fin y al cabo eso es lo que está pasando ahora: él me está olvidando y no hay nada que hacer.
Entonces la luz del tren encandiló mis ojos llorosos y vi que el metro se acercaba raudo y veloz a donde estaba yo. En mi mente no dejaba de oir «la primera suicida del metro… la primera». Y fue así como decidí subirme al carro y hacer el viaje sola. Pasar por la estación que nos dejaría en su casa y seguir siendola masoquista de siempre. Pero viva. sí, vivita y coleando. NO fui a ser la primera suicida del metro, sólo por el hecho de que si él es capaz de olvidarme y vivir por eso, yo también puedo hacerlo… Además, las popstar no morimos lanzandonos a carros veloces. Las popstar tenemos medios más glamorosos para poner el punto final.